domingo, 27 de mayo de 2012

No me sé explicar lo que siento por ti

- Oye, ¿está ocupado ese puesto?, ¿me puedo sentar ahí? -pregunté mirando el asiento vacío que estaba adelante de la sala, justo al lado del tuyo.
- ¿Eh? No, está vacío. Dale -respondiste mirando el espacio y luego de vuelta hacia mi.
Sonreí y acercándome rápidamente acomodé mis cosas sobre la mesa. Nos pusimos a conversar, me mostraste lo que tenías y yo, con mi estúpida inhabilidad para hablar, sólo me quedé intercalando mi mirada entre tu rostro y tu cuaderno, siempre atenta a lo que decías y me mostrabas.
En breve la clase inició. Saqué mi cuaderno y empecé a tomar apuntes. En la posición que estábamos quedaste fuera de mi rango de visión y por miedo a perderme de algo importante no te volví a dirigir la mirada sino hasta que la clase se detuvo. Un receso, finalmente. Nos miramos por un momento y nos sonreímos sin decirnos algo. Otra vez maldije mi poca habilidad para hablar.
El receso lo pasé con mis amigas pensando en qué decirte. No sé porqué, pero sentía la necesidad de hablarte, cosas de la vida tal vez...
Cuando estaba terminando el tiempo me puse a ver el libro de una compañera que hablaba sobre la materia de uno de nuestros ramos. Primero estaba yo sola viéndolo, estudiándolo, luego otro compañero se puso a verlo y lo acerqué para que estuviera más cómodo, después tu te acercaste por el otro lado, también a mirarlo. No supe que hacer asique no moví el libro. Me sentí mal en cierto sentido, tal vez debí de haber hecho algo, no lo sé, pero después de eso la clase volvió a iniciar y nos pusimos igual que antes, sin ningún cambio en especial. Aunque al final si pasó algo...
Ordené mis cosas, celebramos suavemente que la semana al fin hubiese terminado (porque claro, era viernes) y maldecimos las tareas que eran para el lunes. Fue en esos breves instantes que me mostraste tu cuaderno nuevamente, pero este cuaderno era de otro ramo. Yo lo miré y honestamente no entendí nada, pero sonreí en silencio pensando en qué decir. Por tercera vez en el día maldije mi poca habilidad para comunicarme con los demás.
- Se ve interesante -fue lo único que se me ocurrió decir.
Sonreímos y terminamos de guardar. Luego nos despedimos de beso en la mejilla y nos fuimos por nuestro camino hacia el hogar.

No sé porqué, pero me arrepiento de no haber hablado más contigo. Aún no te conozco y hay algo que acosa mi consciencia...

No me sé que explicar qué es lo que esto significa...

No me sé explicar lo que siento por ti...

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